Historia de gatos

La historia de mis gatos empezó cuando decidimos cogerle una cachorrita a mi cuñado, cuya gata acababa de parir.
Tenía tres pequeños: un machito negro, una hembra siamesa como la madre y otra hembrita negra y enclenque. No dudamos ni un segundo: ella fue la elegida.
Antes de llegar a casa ya tenía nombre, era negra como una trufa , y da tanto sabor...

Trufa, la primera, mi princesita destronada, pero eterna reina de la casa.Enseñó a mis perras que un gato siempre come antes, siempre pasa antes y siempre elige sillón. Cuando me mira con sus enormes pupilas yo le digo que es un espíritu sensible y me llena de lametones rasposos y gatunos.

Little, mi debilidad. Quedó solo muy pequeño, sus hermanos murieron y su madre lo abandonó. Era su primera camada y no supo cómo hacerlo. Gata ha demostrado después ser una madre excelente.
Little es asustadizo, su infancia lo marcó, y en el fondo sólo confía en mí. Yo en él al cien por cien. Duerme abrazado a mí cada noche y su ronroneo es mi mejor sedante.

Plumeta, esa personita que hay ahí dentro ;-)
Plumeta llegó a mí en un momento difícil... es capaz de pasarse horas mirando el mundo que la rodea, y creo que siempre llega a la misma conclusión: lo mejor es tomarse las cosas con calma y no dar demasiada importancia a ciertas cosas...

Benino, la vida es bella. Benino sufrío todos los temporales y noches de lluvia del invierno pasado maullando a la puerta de casa. Yo le había montado una casita estupenda pero él prefería mojarse a la puerta de casa esperando que le abriera. Lo consiguió.
Se lleva bien con todo el mundo. Alguien que no conozca a los gatos diría que es un gato bobo. No tiene un atisbo de pillería, rasgo que tanto se les asocia... Benino no prejuzga a nadie, para él todo el mundo es el mejor compañero de siesta en el sillón. El único que duerme y juega con la reinona Trufa. Benino consigue todo lo que se propone.

Pitu, mi gatita positiva.
Pitu está junto a mí mientras escribo estas palabras. Siempre está junto a mí.
Cuando la "cacé" y la llevé a esterilizar, vimos que era positiva a leucemia. Se me cayó el mundo encima. Llegué a casa aturdida.
¿Qué iba a hacer? ¿y si contagiaba a los demás? ¿y si la devolvía a la calle y enfermaba a causa de sus defensas más bajas?
Había que buscar una buena familia para Pitu. Mis gatos estaban todos vacunados pero a mí ese diminuto tanto por cien de fallo que toda vacuna puede tener me taladraba la cabeza.
Salió un adoptante. La familia ideal para Pitu.
Pasados dos días me llamaron por teléfono: Pitu no había salido de debajo del sofá, no había comido ni bebido, tan sólo estaba allí debajo pegada a un viejo cordón de zapato que era su juguete preferido y había llevado con ella.
El corazón se me salía por la boca ¡mi pequeña Pitu estaba perdida sin mí!
Cogí el coche y fuí a por ella.
¿Cómo pude separarme de ella? Me dominó el miedo y la incertidumbre...
¿Por qué no le hice caso a mi alma gemela Plumeta?... mejor tomarse las cosas con calma, nada es tan grave...
Pitu es feliz en nuestra casa como nunca lo había sido antes y mis otros gatos no van a contagiarse porque están vacunados.
Pitu es mi gatita positiva, todo en ella lo es.

La historia de mis gatos continúa, quedan Gata, Bisbe, Queno, Gordo... pero no quiero aburriros.
Como dice La Historia Interminable, "esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión"
... y además seguro que alguno de vosotros también tiene una historia de gatos...