Demasiado grande... demasiado pequeño...

Queremos un perro, la ilusión de toda la vida...
nos vemos paseando con él por la playa, por la ciudad, jugando con nuestro perro de ensueño...
viendo la tele mientras le acariciamos la cabeza y sentimos su calorcito ahora en invierno...
Pero vivimos en un piso y somos de los que pensamos que eso no es vida para él, no hay bastante espacio... recordemos que hablamos de un perro,no de un elefante.
¿Y si cambiamos el chip y en lugar de imaginarnos con nuestro super perro grande , playero y de anuncio, nos imaginamos con uno pequeño, igual de juguetón y cariñoso, que simplemente nos dejará más espacio libre en el sofá?
¡Los hay! Están ahí, esperando una casa para ellos... a ellos les da igual que sea piso o pazo.
Que después de pensarlo mucho, creemos que da igual, que donde caben dos caben tres... o cuatro y decidimos que SÍ, con mayúsculas y sus consecuencias... y seguimos recordando que es invierno y hace frío, y hay que sacarlo varias veces a hacer sus necesidades... que él va a estar feliz cada día sólo por no pasar este invierno solo sino con nosotros, recordamos que hace mucho frío...
Somos gente con energía, queremos un pedazo de cachorro al que cuidar y educar... ¿podría ser Henry? ¡por qué no!
...bueno, bueno, quizás no tanta energía, un poco más de calma... ¿Lissy?
Al final, nos pasaremos un buen rato dudando, analizando, los pros, los contras...
Hay perros (gatos) para las condiciones de cada uno, están ahí.
Y los hay que tienen un pie en la calle como nadie se decida por ellos. ¡Con lo que costó sacarlos ya de la calle!
¿Vamos a dejar que vuelvan a ella?