«Nos tocó la lotería más triste que podríamos imaginar», dice Rosario Lorenzo. El pasado día 22, su familia se encontró a 300 metros de su casa a su perra «Sira» apaleada, con la columna rota y atada con una soga al cuello y otra al rabo.
El día anterior, como muchas otras tardes, la perra había salido a dar un paseo pero no volvió. Rosario y sus familiares, que llevan un año viviendo en el barrio de Carregal de Abaixo en Tomiño, comenzaron a buscarla pero se les hizo noche sin encontrarla. A primera hora de la mañana, localizaron a la perra a pocos metros de casa. La perra, de cinco años y que pesaba 40 kilos, aún estaba viva y había roído la cuerdas con las que le habían atado, cabos parecidos a los que se usan en navegación. «Trató de volver a casa arrastrándose porque por el punto donde la encontramos ya habíamos pasado cincuenta veces el día anterior», explica Rosario.
La familia llevó a «Sira» al veterinario pero su supervivencia era imposible, ya que tenía litros de sangre en la vejiga, sus órganos estaban muy dañados y había perdido totalmente la sensibilidad. «No era una perra de raza, ni agresiva, ni jamás tocó una gallina. Era nuestra compañera de vida y nos la arrebataron de la forma más cruel», recuerda su propietaria. Ya han denunciado los hechos, que al parecer no era la primera vez que ocurrían en el barrio, y confían en que la Guardia Civil consiga encontrar a «los desalmados que llevan a cabo esta prácticas propias de torturadores
FUENTE : http://www.lavozdegalicia.es/vigo/2010/12/27/00031293450334281574124.htm
madre mia, k cabrones, ojalá los pillen pronto
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